El empate con la Juventus no sería el final del ciclo triunfal del club a mediados de la década de 1980. Restaba disputar la Copa Interamericana contra el campeón de la Copa de Campeones de la CONCACAF 1985, el Defence Force de Trinidad y Tobago. Juventus se consagraría campeón del mundo; no obstante el juego desplegado por el cuadro de La Paternal sería elogiado principalmente por la prensa argentina. Después de años de padecimientos y con una plana directiva enfocada en recuperar la imagen del club, el Bicho volvía a tener un equipo sólido en todas sus líneas y competitivo, contando con un extraordinario mediocampo conformado por el doble cinco Ortigoza y Mercier, sumados a Palito Pereira y el Flaco Peñalba y a la picante ofensiva con el clásico delantero central Nicolás Pavlovich y el extremo Gabriel Hauche, respaldados por Canuto, Caruzzo, Scotti y Escudero en la línea de fondo y con Sebastián Torrico en la valla.
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